Cuando tenía la edad de mi hijo mayor soñaba con ser médico, vestir una bata blanca y pasearme por los largos pasillos de los hospitales para atender a los enfermos.
Ese pensamiento prematuro se transformó, años más tarde, en un deseo, y poco a poco, en la necesidad irrefrenable de colaborar con entidades cuyo fin estuvieran volcadas al bienestar social.
Con el tiempo, esos anhelos de entrega a los demás se convirtieron en una voluntad serena, pero no por ello menos concienzuda, de forjar mi carrera profesional para servir al interés general.
Así fue como emprendí mi andadura universitaria matriculándome en la Diplomatura en Gestión y Administración Pública en la Universidad Pompeu Fabra. Fueron años intensos de aprendizaje, más personal que académico, mientras forjaba grandes amistades que hoy perduran –aunque nos veamos menos de lo deseado, querida Mireia- y descubría la que hoy es mi gran vocación: el Derecho.
Tras finalizar la Diplomatura emprendí el camino hacia la que hoy es mi profesión, matriculándome en la Licenciatura en Derecho en la misma Universidad, pero cursando el que fuera mi último curso académico en la Universidad Carlos III de Madrid de la que tengo inolvidables recuerdos, grandes amigos y compañeros de viaje.
Antes de finalizar la Licenciatura tuve mi primera oferta de trabajo para incorporarme en una gran Firma: Garrigues. En ella permanecí durante prácticamente seis años.
Fueron años intensos en lo profesional. Recuerdo nítidamente, como si lo estuviera viviendo ahora mismo, las risas en el pool con los compañeros, los fines de semana de encierro reparcelando Barcelona con mi otra querida Mireia o las noches en vela revisando due diligence urbanísticas.
Lo volvería hacer, sin duda alguna. Hoy soy quien soy gracias a mi paso por una gran Compañía, a su método y su disciplina, a su excelencia y su rigor. Espero no perder nunca nada de lo allí aprendido.
Pero el tiempo pasó y yo crecí, no sólo en lo profesional, sino también en lo personal, siendo éste el motivo por el cual decidí emprender una nueva etapa que me llevó a incorporarme a otra gran Firma, Roca Junyent, esta vez, en la ciudad de Girona.
Gran cambio. Gran reto. Gran decisión. Lo volvería a hacer, también, sin duda alguna.
En Roca Junyent he pasado los últimos ocho años de mi vida, trabajando de la mano de grandísimos profesionales con los que he compartido la ilusión por un gran proyecto, trabajando codo a codo para alcanzar nuestros retos, aprendiendo a su vez en la tarea más difícil nunca encomendada, la maternidad, y soñando en alcanzar nuevas metas en el horizonte.
A Roca Junyent y a todos mis compañeros, a los de Girona, a los de Barcelona y también a los de Madrid, a todos con los que he compartido estos años, les debo ser quién soy y estar donde estoy.
Gracias a las chicas de Girona, excepcionales, únicas e irrepetibles. Siempre os llevaré conmigo. Gracias a los Joseps, a los dos, por todo lo que me habéis aportado conjunta y separadamente. Con ambos, y de ambos, he aprendido mucho más de lo que nadie pueda llegar a imaginarse. Gracias a los Lluisos, a los dos, por vuestros consejos y por aportar las risas cuando hacían falta. Me costará mucho no echaros de menos cada día.
Gracias a Lluís e Inés, por acogerme en vuestro equipo y hacerme sentir parte de él, por valorarme, por apreciar mi trabajo y mi dedicación. No tengo palabras para expresar mi agradecimiento. Gracias a Sergi y Jordi, por vuestros consejos. Gracias Ramón, Yolanda, Rosa, Miquel Ángel, Raquel, Xaviers, Mónica, Ariadna, Bernat, Marina, Inés, Marc, Roberto, Jasmina,… Y como no puede ser de otra forma, gracias a todo el personal de administración con quién tanto hemos compartido.
Gracias a Roca Junyent, a Joan y a todos los que confiaron en mí, por haberme brindado la oportunidad de estar estos años en una gran Firma en la que me he sentido realizada y he alcanzado grandes sueños. Sé que mi padre, desde donde esté, se habrá sentido orgulloso de que haya compartido esta gran etapa con quien él tanto admiró, Don Miquel Roca i Junyent. Ello me complace infinitamente.
Gracias a todos los compañeros con los que he compartido estos años y que, antes que yo, emprendieron un nuevo camino profesional: Helena (que suerte encontrarte, conocerte y gozar de tu amistad para siempre), Rosa S. (que buen regalo del ángel que nos presentó ☺), Rafel (gracias por tu apoyo incondicional), Iván y Miquel (gracias por hacerme sentir parte de un equipo tan grande), Tomás (¡siempre color rojo!), Oriol (gran compañero de ponencias), Erik, Alfonso…
Gracias infinitas a todos por ayudarme a crecer y por acompañarme, tal vez sin daros cuenta, en la que está sido la decisión profesional más compleja tomada hasta la fecha: emprender un nuevo proyecto personal y profesional como Técnica de Administración General del área de urbanismo de un Ayuntamiento gerundense al que me incorporo con ilusiones renovadas y ganas de seguir creciendo y aprendiendo, esta vez, desde el otro lado de la barrera: la Administración.
Ha llegado el momento de intentar volar y asumir nuevos retos, de seguir soñando e ilusionándome haciendo lo que más me apasiona: ayudar a los demás a través del Derecho y, muy especialmente, el Derecho Público.
Para ello, inauguro este blog en el que espero poder compartir con vosotros mis nuevos proyectos, con ganas de sumar y de llenar, siempre, el vaso medio vacío, de aprender, de mejorar cada día y de vivir el Derecho intensamente para ponerlo al servicio de los demás, lo cual espero poder hacer en un futuro próximo en el tiempo a través de Lawïng.
¡Nos vemos pronto!
Un abrazo,
Silvia
P.D.: no podía acabar mi primer post sin dar las gracias a la persona que más me ha apoyado en esta gran decisión, mi marido, Javier. Lawïng es, también, parte de él. Cualquier cosa que pueda añadir para mostrarle mi agradecimiento, se quedará corta ☺.